El lenguaje de los bosques
Nuevo enfoque para el control fitosanitario de los cultivos
Extracto del artículo “Resistencia de los pinos a plagas y enfermedades: nuevas oportunidades de control fitosanitario) de Zas, R y Sampedro, L (Misión Biológica de Galicia –CSIC. Grupo de Genética Forestal).
Las plantas no son organismos pasivos y prácticamente inactivos como hasta ahora hemos considerado sino que son capaces de percibir, identificar, reconocer y codificar estímulos provenientes del ambiente exterior y de otras plantas vecinas reaccionando de manera muy específica, sorprendente y rápida mediante la emisión de compuestos orgánicos volátiles capaces de modificar las interrelaciones de las plantas con otros miembros del ecosistema. Este complejo escenario de interacciones biológicas donde cada planta es un nodo de información ecosistémica permite la aparición de nuevos conceptos como comportamiento vegetal, inmunidad vegetal o comunicación entre plantas.
Gracias a los avances en las técnicas de biología molecular, el progresivo conocimiento de estos procesos van a permitir mejorar la productividad en los cultivos y el modo de afrontar los programas de sanidad vegetal. El push-pull es una técnica desarrollada en la Estación Rothamsted Research que consiste en aumentar la producción del maíz y otros cultivos tropicales intercalando plantas con efectos alelopáticos para plantas parásitas y plantas cuyos volátiles repelen a ciertas plagas. Se abre ahora una alternativa de control sanitario basada en favorecer la expresión de la resistencia intrínseca que nuestras poblaciones de árboles han adquirido tras millones de años de evolución. Es estudio realizado, centrado en las distintas especies de pino ibérico, sugiere que los árboles se defienden de sus enemigos de manera indirecta liberando compuestos orgánicos volátiles cuando son atacados por insectos fitófagos u hongos patógenos. Es decir, que el típico olor a Pinar puede variar en función del tipo de agresión externa y esta ligera variación es percibida por los enemigos naturales de dichas plagas (predadores y parasitoides) los cuales interpretan el mensaje químico como un aviso de nuevas fuentes de comida o como reclamo para realizar sus puestas. O lo que es lo mismo, el enemigo de su enemigo actúa en su beneficio. Los cambios en la emisión de sustancias volátiles actúan como una señal de socorro en complejas interacciones tritróficas. El artículo va más allá en el estudio de los aspectos defensivos relacionados con la emisión de volátiles. Se baraja la posibilidad de que estos compuestos emitidos al aire pudieran también actuar como fuentes de información entre plantas. Si una planta sana recibe la señal de alerta de una planta atacada, esta puede acomodar su fenotipo en consecuencia adelantándose a la inevitable agresión. La comunidad científica, reacia a alcanzar un consenso a este respecto después de que los primeros estudios no fueran concluyentes, ha terminado por aceptar que esta fascinante comunicación entre plantas realmente ocurre. Son ya muchos los trabajos que demuestran que determinadas especies de plantas son capaces de percibir y codificar las señales emitidas por las plantas vecinas atacadas por herbívoros, reaccionando con respuestas defensivas directas o indirectas aunque los avances alcanzados hasta la fecha se centran sobre unas pocas especies anuales. En relación a los pinos, se ha comprobado recientemente que también son capaces de percibir la herbivoría en su entorno y reaccionar activando respuesta inducidas. En una atmósfera aislada se cultivaron ejemplares de Pinus radiata. Unos cuantos ejemplares fueron inoculados con el curculiónido H. abietis y el resto de ejemplares sanos mostraron un aumento de la concentración de resina en la parte superior del tallo. Este experimento fue realizado con idénticos resultados en una población de Pinus pinaster.