18
Diciembre
2013

Gallinas en el campo

Pedro Nieto Carrasco

Hoy he visto gallinas sueltas en un olivar ecológico de Tabernas controlando las malas hierbas. Si algo me gusta del mundo rural es ver a las gallinas sueltas. Te picotean el estrés en un santiamén.

Esto me ha recordado un capítulo que leí  en el "Novísimo tratado de agricultura y zootecnia" de  D. Joaquín Ribera (Ingeniero agrónomo),  “El más completo manual que se ha publicado en Europa”  redactado por “los más eminentes agrónomos españoles y extranjeros”. 

Son cuatro tomos que conseguí a buen precio en el mercadillo de antiguedades que ponen todos los domingos en Mojácar. El propio autor, en la anteportada de todos sus volúmenes, describe en grandes titulares la enorme importancia de mi compra: 

“OBRA CONSAGRADA A LOS AGRICULTORES Y TERRATENIENTES DE ESPAÑA Y LAS AMÉRICAS ESPAÑOLAS"

 Decía así (poneros en situación, corría el año 1890):

“La altisa (Altica oleracea) que en algunas comarcas llaman pulgas de tierra salta con mucha agilidad cuando no está entontecida por el fresco de la mañana….Se destruyen quemando toda clase de malezas, en primavera sacudiendo las ramas y haciéndolas caer en un saquito provisto de un embudo para recibirlas. En junio  se cortan las cuatro o cinco hojas de la base de los sarmientos donde se sitúan los huevos y así su destrucción es segura….

 Uno de los enemigos naturales de las alticas es una especie de chinche azul (Pentatoma cerúlea), que las devora en estado de insecto perfecto y de larva; por esto hay que tener mucho cuidado en no destruirla al perseguir las altisas. Se ha observado que las altisas rara vez habitan más de tres años en el mismo sitio, y que acaban por desaparecer espontáneamente, porque en cuanto adquieren un desarrollo anormal, acuden otros insectos a perseguirlas, desarrollándose proporcionalmente al número de los insectos que constituyen la plaga.  Naturalmente necesitan algunos años para multiplicarse los parásitos, y de ahí que no acaben inmediatamente con el azote.

 También consumen muchas altisas las aves bravías y las mismas de corral, de ahí la conveniencia de llevarse a éstas a los viñedos en la época en que se hallan todavía las larvas sobre las hojas inferiores; de ahí también que no deban destruirse ciertos pájaros, para mantener el equilibrio y la armonía que la Providencia estableció entre los seres de la naturaleza”.