07
Diciembre
2014

Paisajismo (I). Efecto chupachús

Crítica al uso abusivo de las formas arquitecturizadas

Pedro Nieto Carrasco

Reconozco que el arte topiario, como máximo exponente del diseño artificial en jardinería, me puede llegar a gustar. Para ello es preciso que esté realizado a escala, bien recortado y estratégicamente situado.  

También me gusta el efecto que producen las formas esculpidas cuando realzan un acceso o me hacen redirigir la vista hacia una  bonita estatua.

 

La mayoría de las veces, las formas arquitecturizadas que vemos en nuestras ciudades son producto de la poda de confinamiento de árboles y arbustos cuyas dimensiones naturales sobrepasan el espacio donde han sido plantados casi siempre por falta de un diseño de plantación adecuado.  Son los setos rectangulares y las marquesinas sometidas a recorte periódico funcional.  Hay que aceptarlas, no hay más remedio, y termina uno por acostumbrarse.

Ahora bien, noto una tendencia cada vez mayor en meter escuadra y cartabón en los trabajos de mantenimiento que empieza a preocuparme.  Qué quereis que os diga, yo también tengo mis manías.

El efecto chupachús surge de manera aleatoria e imprevista en cualquier ciudad de España.  Lo inicia inconscientemente un jardinero  que, antes de ir a Palma del Rio a realizar un cursillo de diseño de jardines, decide ir por su cuenta con un amigo a ver  Iberflora.   Justo al entrar se topa con varios expositores que los gardens  valencianos  montaron aquel año a lo grande.  Aquella fastuosidad de formas y colores lo deja  pillado.

Cuando vuelve al pueblo, rápidamente pone en práctica todo lo que ha visto en el mejor de los chalés que lleva de mantenimiento  plantando  delante de la valla un seto de ciprés a listas verdes y amarillas ( Cupresus semperviren y Cupresus macrocarpa "gold crest"), haciendo dos tornillos junto a la piscina de Cupressocyparis Leylandii y colocando al pie de la escalera el molde de una familia de patos para rellenar con hiedra variegada de hoja mini.

Al poco tiempo ve su sueño hecho realidad al ser contratado por una empresa multiservicios cotizando por fin a la seguridad social. En esto que le compran ropa nueva y  lo mandan solo a podar un jardín.

Con sus tijeras nuevas elige la primera víctima, un grupo de bonitas westringias  que son de hoja compacta y la forma esférica le sale a la primera.   Luego suceden otros arbustos compactos igualmente raros como metrosideros,  melaleucas,  ebingeiis , carisas y eriocephalus.  Acto seguido decide emprenderla con otros arbustos de porte semiárbóreo y con su mejor criterio, procede a esferificar la parte superior dejando bien limpio el tronco. Primero caen los ficus y pittosporum y después se enreda con acebuches, pyracanthas, cotoneaster, viburnos, callistemon  y las bouganvillas enanas .

Cegado por la “enfermedad de lo bello”  decide terminar su jornada redondeando los hibiscus y las lantanas. Con  algunos arbustos de copa laxa no sabe cómo proceder  (Caesalpineas, Budleias, cassias, thevetias y vitex) y,  en esta situración de no retorno,  decide cruzarlos casi a ras de suelo, como los rosales. Ya crecerán.  Cuando el encargado de la cuadrilla se percata del desaguisado, lejos de recriminarle, hace un chiste y lo interpreta a su manera: nadie puede decir que no hayamos estado.

He decidido llamar a este post “efecto” pues los adeptos al mantenimiento poliédrico van creciendo y en la medida que también va calando en nuestros políticos, son cada vez más frecuentes en nuestros parques los cilindros de ciprés y los capiruchos de ficus. La última moda en la artificialidad vegetal son los macrobonsais de olivos centenarios que proliferan con las ramas esculpidas en brazo de camarero.   Hay que decir que parte del éxito se debe a los productores de planta que no paran de inventar formatos nuevos para no perecer ante la crisis.

 

 

El pasado día 20 de Noviembre cerró definitivamente "Fiesta SA"  el fabricante de los famosos chupachups koyac.  Ahora pienso para mí  que el relevo se lo ha dado un  viverista  local que, ante la imposibilidad de sacar los ficus para alineaciones, ha decidido darle forma redondeada pensando que así puedan  tener mejor  salida.

De esta forma de trabajar, que he caricaturizado,  extraigo varias consecuencias. La más evidente es la falta de respeto al equipo de arquitectos y paisajistas que en su día diseñaron las composiciones de formas y los calendarios de floración. La costosa biodiversidad de aquella avenida ha quedado reducida a un cultivo de champiñones de  diferente altura que bien podría haberse sustituido por una plantación más económica de aligustres o evónimos más adaptados al pinzado sistemático.  Y es que el recorte geométrico abusivo empalaga. Con estas prácticas tan infantiles reducimos la gran paleta de colores que supone la jardinería mediterránea  al blanco y negro. A veces,  el daño es irreversible como cuando limpiamos los troncos de los cipreses columnares o pinzamos la yema apical de ciertas coníferas.  El colmo del esperpento, lo acabo de ver este fin de semana:  una bordura de albardines, genistas y lavandas recortadas en seto con el borde superior ondulado. 

Por otra parte puede sentar un precedente que no tiene vuelta atrás.  A muchos vecinos les encanta el nuevo look pues  ven la avenida ordenada y limpia y cuando las formas tienden a disiparse por el crecimiento vegetativo empiezan a reclamar tijera.  Este fenómeno ocurre por ejemplo cuando después de muchos años, se limpian de hojas secas los troncos de las wasingtonias, un rasgo de distinción que en América o en zonas costeras de Cadiz y Huelva procuran conservar.  Se ha creado una necesidad que obliga a la empresa de conservación a recortar regularmente  con el consiguiente incremento del canon de mantenimiento.

Y la tercera consecuencia es la que me mueve a escribir este post. La poda escultórica esquilma la fauna auxiliar pues no respeta los calendarios de floración y la ausencia de flores implica carencia de polen que es el recurso alimenticio básico de los sírfidos y  alternativo para ácaros depredadores durante ciertas épocas del año.  Otro daño indirecto de las podas abusivas es la destrucción del potencial biológico como elemento clave  en el control de plagas pues la retirada masiva de restos a vertedero incluye también  huevos de crisopas, larvas de mosquitos cedidómidos  y pupas de avispas parasitoides por poner solo un ejemplo. Por otra parte, los árboles y arbustos recortados tienden a densificar su follaje produciéndose  falta de luz y aireación en el interior de sus copas que favorece el establecimiento de cochinillas.  Debemos pensar en la función que ejercen los arbustos como plantas refugio y fuente de alimento para la avifauna insectívora y los insectos beneficiosos

Pensemos en la importante función que desempeñan las plantaciones urbanas  como infraestructuras ecológicas a nuestro servicio considerando la regulación térmica, el filtro de polvo, la atenuación de  ruidos o la emisión de oxígeno entre sus principales beneficios. La función estética es una más.